Page 65 - Un paseo por el espacio
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                 mapas más precisos para construir carreteras o vías ferroviarias...
Pero hay un problema. Debido a su origen militar, en caso de guerra sus patrocinadores se reservan el derecho de apagar la versión libre del sistema para no dejar que el enemigo se aproveche de él. Dado que su uso está cada vez más extendido, es evidente que la sociedad no puede permitirse prescindir de este ser- vicio, así que, consciente de la importancia de la nave- gación por satélite, Europa ha apostado por poner en pie un sistema propio e independiente llamado Galileo.
España ha sido uno de los países que han impulsa- do más decididamente el desarrollo de esta constela- ción, que ya tiene varios satélites en órbita y que en los próximos años irá completándose. El sistema precur- sor EGNOS se probó exitosamente en los aeropuertos españoles y varias compañías del país trabajaron para hacerlo realidad. De hecho, España y sus empresas tienen una presencia considerable en el consorcio que desarrolla, opera y explota los servicios derivados de Galileo. El 70 por ciento de la industria espacial espa- ñola ha participado de un modo u otro en los satélites Giove, la fase de validación del sistema Galileo. España es el quinto país europeo por orden de participación en el programa.
LA OBSERVACIÓN DE LA TIERRA
Los humanos vemos el mundo a través de nuestros ojos, unos órganos que sólo están adaptados al tipo de radiación solar que llamamos visible y que es el que consigue atravesar la atmósfera terrestre y alcanzar el
suelo. Debido a ello, estamos limitados de forma natu- ral a una estrecha gama de colores, que va del rojo al violeta, si bien tenemos otro órgano especializado, la piel, que puede detectar el infrarrojo térmico (el calor).
Para tener acceso a la radiación no visible (infrarro- jos, ultravioleta, microondas, etc.), hemos tenido que inventar sensores especializados que, a su vez, nos muestran el planeta desde una perspectiva totalmen- te diferente, casi extraña. Situando dichos sensores a bordo de satélites hemos logrado una gran cantidad de información adicional sobre nuestro mundo que, de otro modo, estaría fuera de nuestro alcance. Sus ojos electrónicos son capaces de penetrar en la atmósfera y de explorar magnitudes como la temperatura (a través de la radiación infrarroja) o campos como la topografía (mediante el radar). Es el arte de la teledetección, es decir, la facultad de “detectar a distancia”.
Las imágenes obtenidas por estos instrumentos, que son manipuladas para ser apreciables por el ojo humano (colores falsos), nos entregarán diversa infor- mación. Por ejemplo, los científicos saben que la ve- getación refleja mucho la luz infrarroja; así pues, una imagen de este tipo nos enseñará si una determinada zona tiene abundante cubierta vegetal, o si ésta está sana.
Estos satélites trabajan sobrevolando los polos y pueden estudiar cualquier zona de la superficie te- rrestre. Sus objetivos serán variados, pero podemos centrarlos en tres áreas de interés: la atmósfera, los mares y las tierras emergidas. Con ellos vigilaremos la contaminación del aire, la presencia de aerosoles y el agujero de la capa del ozono, mediremos las corrien-
¿POR QUÉ...? 04
COMISIóN
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