Page 15 - Un paseo por el espacio
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                por encontrar un medio de propulsión que nos permi- ta alcanzar el espacio. En la actualidad, ese medio es el cohete, un ingenio que apareció en la Edad Media gracias al invento de la pólvora y que tuvo su primera aplicación en las llamadas ‘flechas de fuego’ chinas. La combustión controlada de la pólvora producía el empuje necesario para que los cohetes lograran gran- des altitudes y distancias.
Es cierto que algunos autores han propuesto me- dios alternativos para volar al espacio, como las cen- trifugadoras o los cañones. De hecho, estos últimos, más eficaces, acabarían acaparando los campos de batalla hasta la Segunda Guerra Mundial, y el pro- pio Julio Verne fabuló su obra ‘De la Tierra a la Luna’ (1865) alrededor de uno de ellos. Pero el cohete tiene otras ventajas: puede transportar a bordo todo lo ne- cesario para obtener su objetivo y no depende de ener- gía externa alguna para su funcionamiento.
GENIOS DE LA ASTRONÁUTICA
¿Sería posible construir un cohete lo bastante grande como para llevar a un hombre a bordo? Los cálculos necesarios para ello no son triviales, de modo que el problema sólo pudo ser atacado inicialmente por aquellos a los que ahora denominamos padres de la astronáutica, verdaderos adelantados a su tiempo. Nos referimos al francés Robert Esnault-Pelterie, al estadounidense Robert Goddard, al alemán Hermann Oberth y al ruso Konstantin Tsiolkovsky, entre otros; genios de la ciencia y la tecnología que desarrollaron la teoría de los cohetes y que incluso la pusieron en práctica en algunas ocasiones.
Estos pioneros superaron el rendimiento de la vieja pólvora, diseñaron los primeros motores de combustible líquido y construyeron prototipos que llegaron a cientos de metros de altitud. Algunos calcularon la potencia que tendrían que obtener para colocar en órbita un satélite, o estudiaron las características que debería tener una nave espacial.
La Segunda Guerra Mundial, sin embargo, lo cambió todo. Estos esfuerzos dispersos llamaron la atención de los gobiernos y pronto los primeros grandes cohetes (como la V-2 alemana, en realidad el primer misil) empezaron a volar con fines militares. Ideales para enviar bombas atómicas a gran distancia, su desarrollo avanzó notablemente. Algunos serían tan potentes que podrían incluso enviar al espacio un satélite artificial.
¿QUÉ...? 01
  COMISIóN
proespacio
de TEDAE
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¿Sabías que...?
Foto: NASA
Goddard lanzó el primer cohete de combustible líquido, en 1926, apenas
se elevó 12 metros durante un vuelo de dos segundos
y medio pero demostró que los propulsores de combustible líquido eran posibles



















































































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